Autor: Ing. Alessandro Vagnini y Ing. Luca Minesso
Introducción al problema clínico
Cada año, 684.000 personas mueren por las consecuencias de las caídas en todo el mundo, representando asì la segunda causa de muerte involuntaria en el mundo. Estas cifras están destinadas a empeorar drásticamente en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida y el consiguiente envejecimiento de la población; Baste decir que en el 2019, el número de personas mayores de 70 años, edad en la que se presenta el mayor riesgo de caídas, fue de mil millones. Este número aumentará a 2100 millones entre el 2050 [1].
El envejecimiento, de hecho, se caracteriza por una pérdida progresiva de la motricidad debido al deterioro de las funciones musculoesqueléticas que provocan la pérdida de la fluidez del movimiento [2], [3]. Particularmente después de los 70 años, se produce una disminución significativa del tiempo de reacción para mantener el equilibrio, lo que se traduce en una débil independencia y una disminución significativa de la calidad de vida.
Por tanto, en los próximos años, la medicina deberá afrontar un nuevo reto importante: reducir drásticamente el riesgo de caídas en personas mayores de 70 años. En este contexto, la valoración objetiva del riesgo de caída de una persona es fundamental. De hecho, es posible definir programas de rehabilitación adecuados, programas terapéuticos y medidas preventivas encaminadas a reducir el riesgo en sí como la adaptación del entorno del hogar o la adecuada información y formación de los cuidadores.
Importancia de la evaluación en problemas clínicos
¿Cómo podemos evaluar el riesgo de caídas? Ciertamente no es una cuestión simple, ya que es un evento complejo, determinado por una pluralidad de factores [2]:
– Caídas anteriores
– Discapacidad visual
– Medicamentos
– Deterioro cognitivo
– Motores
En este contexto, los factores de riesgo motor demuestran una muy buena capacidad para predecir caídas futuras. En la fase de cribado, de hecho, la evaluación de la marcha y el equilibrio son fundamentales [4]. Las directrices nacionales e internacionales sugieren evaluar el riesgo de caer a través de dos métodos principales como escalas clínicas y pruebas clínicas.
Importancia de la evaluación tecnológica objetiva
En los últimos años, el desarrollo de tecnologías portátiles fáciles de usar ha permitido la objetivación instrumental de las pruebas clínicas [5] [6] como Timed up and Go, basado en gestos comúnmente realizados en la vida diaria. Esta prueba mide el tiempo total que tarda un sujeto en levantarse de una silla, caminar tres metros, rotar 180 ° y volver a la posición inicial [7].
La valoración cuantitativa que aporta el TUG permite tanto estimar el grado de independencia motora de un sujeto como cuantificar el riesgo gracias a la medición objetiva del tiempo que tarda en realizar estos gestos.
Conslusion
Ante un problema de esta magnitud – además destinado a agravarse por el envejecimiento de la población – disponer de una herramienta fácil y fiable para medir la movilidad es fundamental. Monitorear periódicamente el riesgo de caída con precisión le permite intervenir de manera preventiva implementando las medidas necesarias para reducir las caídas.
Refernces
[1] W. H. Organization, «Falls,» 26 April 2021. [Online]. [2] Ganz, David A., et al. Will my patient fall?. Jama, 2007, 297.1: 77-86. [3] TALBOT, Laura A., et al. Falls in young, middle-aged and older community dwelling adults: perceived cause, environmental factors and injury. BMC public health, 2005, 5.1: 1-9. [4] VERGHESE, Joe, et al. Quantitative gait markers and incident fall risk in older adults. The Journals of Gerontology: Series A, 2009, 64.8: 896-901. [5] KLEINER, Ana Francisca Rozin, et al. Timed up and go evaluation with wearable devices: validation in Parkinson’s disease. Journal of bodywork and movement therapies, 2018, 22.2: 390-395. [6] DIBILIO, Valeria, et al. Dopaminergic and non-dopaminergic gait components assessed by instrumented timed up and go test in Parkinson’s disease. Journal of Neural Transmission, 2017, 124.12: 1539-1546. [7] NORDIN, Ellinor, et al. Prognostic validity of the Timed Up-and-Go test, a modified Get-Up-and-Go test, staff’s global judgement and fall history in evaluating fall risk in residential care facilities. Age and ageing, 2008, 37.4: 442-448.